L’Estressana siguió creciendo a mediados del siglo XIX. En diciembre de 1848, uno de los mayores hacendados de la ciudad de Fraga, don Guillermo Portolés, solicitó otro patio para ganado. Lindaba con el Camí a Çaydí, con un edificio del tejero Manuel Arellano y frente al corral de Esteban Canales, al que debía respetarse el camino de acceso al corral y a la tejería. El patio del señor Portolés tenía 16 varas de amplio, aunque por la parte posterior se estrechaba formando un triángulo. Mientras se aderezaba lo que iba a ser la carretera nueva, adquirió junto a ella dos patios de corrales don José Lafuente, en diciembre de 1848. La nueva carretera estaba destinada a desplazar todo el tránsito que discurría por el Cegonyer y Obradors. El mismo año todavía se edificó otro corral por don Crescencio Foradada, a la parte derecha del camino que “subía hacia Zaidín”, junto a la era de Francisco Agustín y comunes por los otros dos lados.
Rehabilitado el puente colgante en 1853, caído el año anterior, la demanda de patios en l’Estressana fue intensa. Benito Roca solicitó un patio para edificar un corral en febrero de 1854 de 40 varas de longitud y 24 de ancho por oriente y 20 varas por poniente. Francisco Gazo Cortate pedía otro trozo de patio junto a su propio corral en dirección al mediodía. Sobre este patio solicitado por el señor Gazo produjo una anécdota curiosa: don Benito Roca lo había solicitado sin registrar que el Ayuntamiento lo había concedido previamente a don Francisco Gazo. El señor Roca no tuvo más remedio que admitir el error del Ayuntamiento, y se quedó sin él.
A estas ampliaciones del barrio, -básicamente para corrales- siguieron nuevas ventas de parcelas a particulares: Francisco Casas pidió un patio para hacer una casa, de 16 varas en cuadro, junto al camino principal de naciente barrio. José Menén Ballés pidió un solar lindante con el de Benito Roca, de 27 varas de largo y 13 de ancho. Don Valero Sorolla solicitó terrenos para construir un corral en el punto llamado “cuesta de Atarazana” y camino a Mont·ral, todo junto a la roca, los tres en 1854.
Al año siguiente, Ramón Castañ compró patio para edificar un corral en lugar de comunes, con extensión de 26 varas por la parte del camino y 17 varas en la confrontanza con Lorenzo Aguilar. José Beán pidió patio para corral de una extensión de 17 varas de largo y doce varas de ancho, confrontando con el patio de José Menén. Y don Ilario Huerta pidió patio para construir corral de 15 varas de frontera y 30 varas de fondo por la parte del barranco, terreno que confrontaba con Lorenzo Aguilar, José Sarrau y Ramón Castañ Aguilar.
En 1857, Francisco Bernad pidió patio para construir un corral, de 20 varas de largo por otras 20 de ancho, teniendo por delante la carretera nueva en construcción y por la espalda el Murallot. En el mismo año, Francisco Gazo pidió un nuevo solar para construir de 25 varas de ancho en cuadro, confrontante con otro corral del mismo solicitante, y comunes.
Nueva industria en l’Estressana: Además de la tejería de los Arellano, en 1858, los señores Francisco Bernad y Angel Ruiz solicitaron terrenos para instalar un molino triguero. Con dicha finalidad, construyeron la acequia para traer el agua y, queriendo evitar problemas con los ganaderos que recurrían a tomar agua en la misma, practicaron un señalamiento a favor de dichos señores en la parte llamada Cahida de la Noria y en el Arco de la Noria, dejando marcado el paso cabañal y la toma de las aguas con nueve mojones a distancia de 60 metros cada uno: Además de un plantado de árboles, como protección de la citada cequia.
La ampliación del barrio siguió en los años siguientes: En 858 don José Achón Godia pidió un solar para corral de 25 pasos, confrontante con corral de José Beán y comunes. En 1859, Francisco Aguilar, labrador, pidió un patio para corral, confrontante con Ramón y Antonio Castañ, y Camí de Çaydí, de 40 varas en cuadro. En 1860, José Sarrau solicitó terreno para un corral, de unas 15 varas en cuadro, junto al de Antonio Castañ y camino que ascendía a Mont·ral, lindante con corral de Ramón Castañ.
La carretera nueva: Por fin, en 1863 estaba abierta la carretera nueva, con abundantes curvas eso sí, enlazaba el joven barrio de l’Estressana hasta la umbría del actual cementerio, como puede comprobarse todavía en algún tramo abandonado.