Noticias del barrio l’Estressana (2)

En 1820 se construyó una prolongación firme desde el embarcadero y el actual bar Pisot hasta l’Estressana. Dicha prolongación acababa con un arco para desagüe. Por fin, los accesos hacia Mont·ral, Vallpodrida y Çaydí quedaron abiertos sin tener que pasar por el portal de Arnero. O al menos eso parecía, porque el arco y el muro fueron reparados en 1828. En previsión de nuevas rupturas, se hizo retroceder el río cortado y limpiando roca, en cuya operación se empleó a “todos los albañiles y canteros” de la villa.

A partir de 1830 empezaron a venderse patios en l’Estressana convirtiéndose el largo paseo o calle carretera en un paseo peatonal. En 1831 sigue documentado el corral de Arnero, que se hallaba frente al caño, o largo túnel construido bajo la roca que servía para transportar aguas hasta Arnero. En 1834, otros vecinos ya disponían de corrales o vagos colindantes al citado corral, eran propietarios de los mismos los señores Matías Lapeña y Joaquín Lahuerta. Junto al primitivo patio de Arnero, los herederos de Joaquín Lapeña edificaron un corral. Poco a poco quedó rodeado el patio de San Jaime, sobre todo cuando el prior de Fraga, Domingo Montull, solicitó un patio en octubre de 1834; y Eusebio Ortín, la parte restante. De esta forma antes de mediados del XIX, la entrada a l’Estressana por el río se fue llenando de casas y corrales. El antiguo camino que descendía desde el Murallot aunque persistía activo, se vio prolongado con un tramo de diversas curvas para salvar el desnivel de descenso hasta la calle Carretera.
 
Un contratiempo vino suceder en la noche del 15 de marzo de 1837: se produjo el mayor derrumbe conocido hasta el momento en la Teresina(sic), junto al río. El descomunal derrumbe hizo desaparecer parte del Camí de Çaydí, que pasaba por delante de Arnero, camino que ascendía y descendía a unos cientos de metros río arriba. La nueva obra desplazó el camino definitivamente junto a la margen izquierda del río. El antiguo camino de Çaydí hoy tiene el nombre de una localidad de la ribera.

Como vemos, la existencia de l’Estressana va unida a los accesos de Fraga por ser una zona en la afueras de la villa. Nuevo empuje urbanístico se produjo con la garantía del puente en construcción: se trataba de las obras del puente colgante. Por cuyo motivo, el vecino Francisco Gazo se construyó un corral y un pajar en marzo de 1846. Con este vecino se completaba otro sector repoblado en l’Estressana, encima de las eras, pues se conocen muy bien sus confrontanzas: el trozo adquirido por el citado Gazo tenía veinte varas en cuadro, justo encima de dichas eras, junto a heredades de Raymundo de Dios y de Salvador Arquer. Al lado de la heredad de Salvador Arquer, que estaba al Este, solicitó patio Francisco Sampietro, también para un corral de ganado; teniendo como vecinos hacia el norte a los herederos de Raymundo de Dios, y colindante por el Sur y en su frente con la viuda de Esteban Canales, luego de Bernardo Canales su heredero. Entre el patio de Canales y el de Sampietro, estaban obligados a dejar un camino común. El patio del dicho Sampietro tenía 20 varas de latitud y 16 varas de fondo.

Una tercera zona de urbanización fue iniciada con la venta de patios a Francisco Berges Lahuerta, en 4 de febrero de 1846; estaba junto al camino que ascendía a Mont·ral, y consistía en un patio de 20 varas en cuadro. No tenía a nadie a su alrededor y estaba pegado al camino común por el norte, y por el sur el barranco de Arnero. El 21 de febrero de 1846, Mariano Solanes solicitó al Ayuntamiento un corral para colocar el carro y aperos de labranza, en el “barranco de l’Estressana”. Por decreto del mismo día se le concedió el terreno necesario en el camino a Mont·ral debiendo dar por construida la obra en tres años. Para su señalamiento se comunicó a los señores Ramón Martínez y Eusebio Lapeña, dándole veinte varas en cuadro o terreno y colocando sus fitas, una a cada extremo, a excepción de las de la parte del camino que no pudo colocarse por ser roca, pero le hicieron una cruz.

Su primera industria: En septiembre de 1846, el vecino Manuel Arellano Cortí pedía patio para hacer una tejería. El patio confrontaba con un pajar de Salvador Arquer, con corral de Bernardo Canales, y lindaba con el corral de Francisco Sampietro y las eras de los herederos de Raymundo de Dios y de don Ramón Portolés. Adquiría además unas vertientes de tierra de dos fanegas de tierra –para tomar tierras- confrontante con Portolés, por la parte de Mediodía y por Poniente. Se le puso por condición que debía dar entrada y salida al vecino Francisco Gazo para un corral. Al poco, el dicho Francisco Gazo reclamó paso libre hacia su corral, puesto que su vecino Manuel Arellano se lo había cerrado. Le fue asignado acceso en 8 de febrero de 1847 por la esquina del corral de la viuda de Bernardo Canales, junto a la rambla del río, en el cruce de aquel “si Gazo y Cortí se conbinieren el uno aceptando y el otro dándolo, por entre la era de Raymundo de Dios y sitio de corral de Sampietro, y tanto por este sitio como por aquel ha de tomar y llevar la dirección recta al corral de Gazo”. Todo ello con la clarificación de que, si el lugar de la rambla del río se perdiera por una avenida del Cinca, el citado Cortí “debía permitir el paso a Gazo por el camino de la Terezana hasta su corral”.
 
Paralelamente, las obras del puente colgante finalizaron en 1847.

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