Desde la antigua villa de Fraga se tenía acceso a l’Estressana por un camino que descendía desde el Murallot. En cambio, el paso de Zaragoza a Lérida se hacía por el interior de la villa, ascendiendo por la calle del Barranco, hasta que en 1460 fue desviado por delante del actual palacio Montcada, hacia la plaza de San Pedro. En la parte alta del camino hacia l’Estressana existió, además, un portal conocido como Portal de Arnero, que cita la documentación del año 1468, momento que fue mandado su refuerzo, como consecuencia de las guerras de Juan II. En 1489, el acceso del Barranco se desvió por Les Arribes, y por la calle de La Parroquia, para salir al Cegonyer.
En aquellas fechas, debió existir en l’Estressana un recodo bien resguardado que facilitaba el atraque de navaes y la recepción de madera. Por dicho motivo en 1477 en la parte más honda de la zona, conocida como Arnero, en lugar cercano al recodo del río, se construyó un corral para recepción de madera, que había de servir para reparos del puente hasta 1501. Faltos de madera y de puente en 1502, se puso en funcionamiento un barca o pontón, mientras se efectuó la construcción de puentes menores, uno de acceso al Barranc -en rampa- y otro desde la glera a la margen derecha del Cinca. En 1573 estaba construido el portal en Les Arribes y otro portal en 1574 en el mismo puente en la parte de acceso a la calle Barranco. Esta última puerta se cerraba al atardecer para proteger la villa y el mismo puente. En 1576 se precisó de otro almacén de madera al inicio de la actual calle San Quintín o Costa del Cegonyer, quizá por resultar insuficiente o de difícil acceso el almacén de Arnero en l’Estressana. Eso explicaría por qué a inicios de 1594 se construyó el primer dique en piedra junto al río, que protegiera el acceso a l’Estressana.
Gracias al refuerzo del mencionado dique, y habilitación de acceso a l’Estressana, ésta dispuso de una teulería en funcionamiento en 1602. En el mismo año quedó documentada la existencia de una vivienda para alojamiento de los “tejeros”, así como para recoger la lana de la ciudad, la Maza y el “adreço de la barca”. En realidad, el almacén de Arnero era todavía en 1655 un patio de corral llamado de San Jaime, inhábil para tal fin, quizá por el deficiente acceso al mismo. En su consecuencia, se construyó un tercer almacén de madera junto a la capilla de San Bartolomé, cercana al puente, por la parte de la población.
Recapitulemos los accesos de la villa de Fraga hasta el siglo XVII: los únicos accesos para cruzar el casco histórico fueron; Arnero, el Barranc y la Costa de Jaime Montañés. El de Arnero o Porta Serrae estuvo hábil a finales del citado siglo, pues se pagó por reparos en su puerta al vecino Jusepe Daniel en 1690. En 1698 empezaba a empedrarse la calle del Puente, luego calle Carretera. Inhabilitada la Costa de Montañés se abrió acceso hacia el Cegonyer salvando un tremendo desnivel para alcanzar el nivel del actual paseo.
Al fin, en el año 1730 se construyó un embarcadero de piedra frente al bar Pisot. La primera sirga para su paso la prestó la ciudad de Lérida. Para mejorar los accesos al puente, calle Carretera y embarcadero, debió encauzarse el río en 1750, con un nuevo muro de piedra. Lamentablemente la calle Carretera se derrumbó en septiembre de 1783 por delante del portal del Puente. O sea, frente a la carrer del Barranc. La necesidad del paso del río en la ruta hacia la capital del Segre obligó a habilitar varias barcas, posiblemente una de ellas frente a l’Estressana, pues los carros no tenían acceso desde del Barranc al puente. En los nuevos pontones y barcas tenían cabida personas, bestias y carros, como puede verse en una de fotografías conservadas actualmente en La Diputación Provincial de Huesca.