Los Montanyana –castellanizado como Montañana- fueron oriundos de la Ribagorza; precisamente del lugar que adoptaron su nombre, conocido actualmente como Puente de Montañana. Conquistadas Fraga y Lérida en 1149, se procedió a su repoblación por cristianos, muchos de ellos valles pirinaicos. Es el caso de Bernat y Joan Montanyana, que en 1181 pasaron a Lérida como repobladores, donde adquirieron unas casas en el barrio ilerdense de San Martín, casas que habían pertenecido -según Josep Lladonosa- a otro repoblador: Bernat d’Alguayre.
En el intervalo del siglo siguiente apenas tenemos noticias de esta familia, que acabaría afincándose en Fraga años más tarde. En 1276 el rey Pedro III de Aragón mandaba a los lugares señoriales de Cataluña que tuvieran hombres y armas preparadas, según notificaban cartas de las que eran portadores Domingo de Montanyana y Arnaldo de Fraga por los lugares de Fraga, Zaidín, Tamarite y San Esteban de Litera.
A inicios del siglo XIV, un miembro de este linaje, Ramón Montanyana, que fue canónigo de la Seo de Lérida, fundó una capilla en la misma a la advocación de San Pablo convertido, conocida como de los Montanyana y más tarde como la capilla de los Carulla. En 1294 fue señor del lugar de Corregó (la Portella-Lleida), que cedió a Arnau de Rabassa. Este lugar fue un caserío y término que en un periodo indeterminado perteneció al señorío de Fraga. Ramón Montanyana había sido rector de la iglesia de Sant Sadurni d’Alguayre y estuvo vinculado a l’Estudi General de Lleida, al menos en 1305. Murió el 24 de septiembre de 1319 y fue enterrado en la Seo, en la capilla por él fundada.
El primer miembro de esta familia del que tenemos noticias de su vinculación a Fraga se llamó Pedro de Montanyana y fue beneficiado de la capilla de San Marcos en 1425, capilla que estaba situada en la iglesia de San Miguel y que bien pudo fundar el citado canónigo Ramón. Sobre esta capilla fragatita existió un beneficio que disfrutó un pariente suyo en 1445, llamado Gabriel de Montanyana. Poco sabemos de él, a no ser que fundó la capilla de San Nicolás en la iglesia de San Pedro, de la que era patrono el prior de la iglesia, y rentaba 10 sueldos jaqueses.
A partir de Guillermo de Montanyana, ya en el siglo XV, empezaron un linaje fragatino que emparentó con algunas de las familias más reconocidas de la capital del Cinca. Él mismo casó con María de Vera con quien hubo hijos: Pedro y Leonor. Dicha Leonor emparentó con los Valentín.
Pedro de Montanyana y Vera, hijo de Guillermo, se casó dos veces: la primera con Violante Ferrer en 1503, y la segunda con Baltasar Trems en 1521, de quien tuvo cuatro hijos: Juan, Marco, Dionisio y Juana.
Marco de Montanyana Trems tuvo por hijo a Marco Montanyana, nacido en 1547, siendo su padrino Andrés de Irázabal, su tío político. Tuvo por nieto otro Marco Montanyana, nacido en 1588 y bautizado en Fraga, siendo su padrino Miguel Escarpín.
Descendiente de este último Marcos fue Pedro de Montañana, que casó con doña Cornelia Arnal que, a su vez, fueron padres de Francisco de Montañana, quien hubo de su esposa Ana Esteban a Raymundo de Montañana. Los hijos de este último con doña Ana Balauverd, Ramón Montañana y Francisco Montañana, fueron ambos clérigos y no tuvieron sucesión. Finaliza con ellos esta ilustre familia de la que se han conservado, afortunadamente, numerosas noticias.