Presencia en Fraga de la orden de Montegaudio (2)

Primera incorporación al temple en 1186
En 1186 la orden de Montegaudio fue integrada a la del temple por frei Fralmo de Lucca, maestre de la orden, sin conocimiento del fundador, que se hallaba en Jerusalén. Creyendo el conde Rodrigo Álvarez o Goçálvez que su maestre se había extralimitado, anuló la donación dos años después. Pero las cosas se iban a complicar con la caída de Jerusalén en 1187 y la posterior muerte del fundador, perdiéndose la primera fundación de la orden en el Próximo Oriente. En España existían casas hospitales de la orden de Montegaudio en Castilla-León y en Aragón. La mayor fuerza de las posesiones aragonesas determinó que la casa madre se estableciera en el lugar de Alfambra en Teruel, cuyo hospital estaba dedicado al Santo Redentor, donación de 1187. En octubre de 1188, Alfonso II, rey de Aragón, al ver el declive de la orden añadió dos nuevos fines a los que ya tenían: la atención hospitalaria y la redención de los cristianos que caían en manos de los moros. La rama aragonesa de la orden cambió el nombre de Montegaudio por el de Santo Redentor de Alfambra, trasladando su sede al hospital allí establecido. Fue su primer preceptor fr. Arnal de Artesa.

La Orden recibe donaciones en Fraga en 1189

En mayo de 1189, el citado monarca Alfonso, deseando compensar las pérdidas de Jerusalén y gratificar los servicios del conde Rodrigo, concede posesiones y derechos en Fraga a la orden de Montegaudio o Montgay y a su fundador, que fallecería ese mismo año. Entre las posesiones en Fraga: la vía de acceso a la villa, la explotación del puente y, posiblemente, la finca o alquería del fallecido Pedro Maza, situada en la margen derecha del Cinca; pertenencias que más tarde pasarán a la orden templaria. En la fecha de la donación era señor de Fraga el noble Arnal de Eril. Firmaron como testigos de la misma, entre otros, el obispo de Lleida Berenguer, Ramón de Montcada, Ot de Isla, y los sarracenos Moferix de Abahadida, Jafia Lalamuy y Jafia Lebrel. El puente de Fraga debían construirlo en piedra, percibiendo todos los derechos del honor del mismo y sus accesos, y la explotación del Sotet. También derechos de la iglesia, con excepción de los pertenecientes al obispo de Lleida.

Separación de las dos provincias Montegaudias
En esos momentos ya usaban sobre sus vestidos la cruz templaria, mitad blanca mitad roja. El maestre de Castilla se sintió muy molesto por la creación de la casa madre en Aragón, por cuyo motivo se produjo la primera desavenencia entre ambos maestres. Los montegaudios castellanos eran partidarios de la vinculación a los santiaguistas. Por todo ello, al referirse a la orden de Montegaudio en Aragón, sobre la cual no tenían ninguna influencia los santiaguistas, comenzó a denominarse como la orden de Alfambra o del santo Redentor de Alfambra. En Cataluña y Valencia se la conocía como la orden de Montjoi o Montgay, y no de Alfambra. Al comprobar que en 1189 el hospital de Alfambra se había convertido en la casa principal, los castellanos establecieron su casa madre en Monsfrag, junto al Tajo, separándose de los de Aragón y de los santiaguistas, que no supieron mantener la disciplina de unión en la orden. Lo cierto es que Alfambra y Monsfrag no se fusionaron nunca a pesar de su origen común. Todo ello ocurría el año que percibieron derechos sobre Fraga, que entonces era de Lleida, como señala Anna Mur en su obra La encomienda de San Marcos (1200-1556), publicada por el Instituto de Estudios Turolenses (1988). Las dos cruces de las órdenes militares hermanadas en Fraga -templaria y montegaudia- se cruzaron nuevamente, al ampliar los primeros sus posesiones con las donaciones que pertenecieron a los condes de Pallars; donación que corresponde al año 1190.

Incorporación de Alfambra a la Orden del Temple en 1196
Para evitar enfrentamientos con los santiaguistas de Castilla, el rey Alfonso II de Aragón propuso nuevamente la incorporación definitiva de la orden de Alfambra a los templarios. La fusión fue concedida por el citado monarca en abril de 1196. Parece que fue de nuevo el maestre Fralmo de Lucca el responsable de la cesión, de la que era partidario. Al temple pasaron Alfambra, Orrios, Villel, la Peña del Cid, Libros, Castellote, Malvecino, Escoriezuela, Fuentes, Perales, Villalpando, Villarrubio, Estabás, Cañamas, Alcastrel, Celadas, Villarplano, Miravete, Villagarcía, Villarluengo, y la Casa de Huesca.

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