Creación de Belver de Cinca o Bell Veer del Cinca (1240)

La localidad de Belver de Cinca no existió hasta la conocida concesión real de 1240, con algunas localidades cercanas al actual Belver -posesiones concedidas a la orden de los Templarios, como Valonga, por ejemplo, otorgada en 1212 por el rey Pedro II, Pedro el Católico, a dicha orden. Deseando agrupar poblaciones pequeñas, los templarios decidieron que antiguas villas o lugares como los de Ficena y Orsuya (Orsuyera, según Castillón Cortada), se trasladaran de lugar y construyeran una nueva población en un lugar que dispusiera de bella vista o de Bell Veer, dominando desde el nuevo emplazamiento el paisaje de la ribera del Cinca.

 


Era necesario construir un pueblo entero. De inmediato, entre todos los habitantes empezaron la construcción de la iglesia de San Juan, sus casas, dentro de un recinto, y un castillo. Los templarios potenciaron la construcción de la cequia, conocida como del Comendador, que llevaba las aguas desde Albalate hasta Osso de Cinca. Junto a ella, se edificó un caserón templario, al sur de Valonga, cuyas piedras fueron aprovechadas posteriormente para construir un refugio de pastores.

Una vez construida la nueva Bellver, los hombres del lugar solicitaron del rey Jaime el Conquistador que les concediera el privilegio de construir un molino, un granero, un peso y un horno. El privilegio fue concedido en 1263. La concesión permitía incluso que pudieran comercializar sus granos con los hombres del Segre. El molino debían construirlo desde el puente de Ysasol (o Isagal) hasta la garganta de Callis; al parecer, en lugar cercano en donde estuvo el pueblo de Orsuya; de esta manera, podían aprovechar los acarreos. El horno de Bellver debería construirse con ordinaciones que considerasen pertinentes sus vecinos. A cambio de la concesión del molino y lo demás, pagarían al rey un censo anual en las mismas condiciones que satisfacían otros molinos y hornos de otros lugares (como Vall Lobar, Fraga, Massalcoreig…). Aceptó la concesión real en nombre de los habitantes del nuevo Bellver un tal Bernat Buigues (ACA, C, reg. 12, fol. 74v-75r.)

En el año 1294, el rey Jaime II remitió una comunicación a Guillem de Entenza, señor de lugares de la ribera, demandándole que no molestase a los templarios en su pacífica posesión por el agua o por el molino que tenían instalado cerca de la antigua Orsuya. Los templarios alegaban en su defensa que este molino estaba instalado en lugares del temple. La causa o pleito pasó a manos del Justicia de Aragón, en la que actuó como defensa de los templarios Johan de Çapata.

Al parecer, los hombres de Belver de Cinca debieron construir un segundo molino, en lugar bien distinto de los términos del temple, como se desprende del pleito de dicho año 1294. No obstante el pleito, la vitalidad de este pueblo estaba bien clara a finales del siglo XIII.                    

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