Fragatinos por el Segre

Localizar fragatinos entre la documentación conservada, que se vinculen a la vecina ribera del Segre es un trabajo más. La tarea no resulta nada fácil, más bien ardua. Pero la paciencia, y las muchas horas de dedicación, permiten extraer algunos datos minúsculos, que nos parecen grandiosos cuando se nos presentan inesperadamente. Sobre todo después de que hayan pasado tantos años, que nadie guarda memoria de ellos.

La documentación del Archivo Histórico de Lérida conserva, entre otras cosas,  algunos protocolos de notarios de pueblos de la ribera del Segre, cuya proximidad geográfica con la del Cinca y con Fraga, muestran la interrelación de gentes de Fraga en lugares como: Almatret, Llardecans, Mayals, Torres de Segre, Serós, Soses, o Aitona; y a su vez, con otras localidades del Cinca como Torrente de Cinca o Mequinenza. Todos los documentos consultados están escritos en catalán de la época.Traemos aquí el recuerdo de tres fragatinos que nos precedieron en el tiempo. Concretamente fueron moradores de la ciudad de Fraga desde mediados del siglo XVIII: Jaume Guixá, Joseph Abanzés y Cayetano Canteré.Jaume Guixá era maestro carpintero y, como experto en dicho oficio, fue requerida su presencia para reconocer la iglesia de la localidad de Torres de Segre. Su objetivo: descubrir en la llamada iglesia nueva el estado de la techumbre.

El notario anota en la lengua de sus naturales las observaciones que el maestro don Jaume le va indicando. “Que la part del crucero que confronta ab lo fossar de la Nova Iglesia se deuen posar tres pesas de trenta pams de llarch, pa soportar millor la carga…”. Las observaciones son numerosas y pormenorizadas, en las que demostraba, a juicio del experto maestro carpintero Jaume Guixá, el mal estado de la cubierta de dicha iglesia. El segundo de los personajes evocados se llamaba Joseph Abanzés, mercader de paños y residente en la ciudad de Fraga. También está vinculado a Torres de Segre, posiblemente como comerciante; si bien no hay que descartar una posible relación de parentesco con vecinos de aquel lugar, fenómeno que creemos que se dio con suma frecuencia en determinadas épocas.

También pudo ser  que se hallara en Torres de Segre no sólo para vender, sino para extender su negocio. Le hallamos adquiriendo una casa situada en la calle llamada del Buen Aire, propiedad de don Macari Larosa, ‘pagés de Torres de Segre’, casa que el fragatino adquirió por el precio de 144 libras barcelonesas a censo anual. Queremos suponer que la compró para establecer un lugar de venta de paños, pues la casa adquirida en Torres de Segre hacía esquina, con buena puerta a dicha calle. El inmueble confrontaba con casas de Pablo Bertrán y con las de Pablo Miró, ambos pagesos y vecinos de Torres. Si así fuera, estaríamos viendo cómo el impulso comercial de algunos empresarios fragatinos del XVIII era agresivo y atrevido. El dicho Abanzés contaba con la buena amistad del fraile trinitario residente en el convento de Avinganya, fr. Marc Parola, que actuó como su avalador. El tercer fragatino rescatado del mismo archivo se llamaba Cayetano Canteré. Era molinero en Fraga, sin especificar en qué molino laboraba. El documento correspondiente no lo presenta como propietario y vendedor de una casa sita en Aytona, a favor de los vecinos del dicho lugar Domingo Solanes y su esposa Teresa Gaya. La casa en cuestión estaba en la calle del Arrabal de la villa de Aytona, confrontando con dicha calle, por la parte posterior con la ‘Vall del Mercat’; por un lado, con casa del molinero Jaume Generó; y por el otro, con casa de Jaume Ivarz, ‘pagés de la vila de Aytona’.

La casa estaba cargada a censo anual y otros derechos dominicales al marqués de Aytona, descendiente de los Montcada. La había adquirido cuatro años antes de Francisco Sederro, maestro de casas, natural de la Pobla de Poboleda, según había testificado el notario de Fraga Gaspar Busón. Esta operación mercantil la hizo a través de Antonia Mir y Cayetano Gaya, su hijo, posibles parientes del primitivo propietario. Aunque no se nos da a conocer el parentesco entre todos ellos, bien se demuestra que la relación y confianza mutua era buena, en cuanto que actúan los de Aytona como procuradores del fragatino Canteré.Si en sucesivas visitas al mismo archivo nos siguen apareciendo personajes fragatinos, como esperamos, sólo pondrán de manifiesto nuestra hipótesis de que el mercado comercial y el matrimonial están por encima de los planteamientos administrativos y políticos.

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