Guillem de Montcada fue nombrado senescal de Cataluña, como pariente más cercano de Simón de Montcada, señor de Soses, y esposo de Berenguerona de Anglesola, por fallecimiento del dicho Simón sin descendencia masculina. Durante la senescalía de Guillermo de Montcada éste tuvo una vida muy agitada como principal dignatario catalán. Inclusive por los muchos problemas en los que se halló inmerso.
Fallecida en 1302 la primera esposa del Montcada, Beatriz de Pallars o de Grecia, señora de Fraga, su madre Láscara, infanta de Grecia, reclamó los 3.000 s.j. anuales que le correspondían sobre las rentas de Tortosa, como heredera de su hija, a percibir tal y como su hija los había percibido durante ocho años seguidos, o sea, desde 1294, fecha del intercambio de Tortosa por los lugares de Ballobar y Zaidín, así como las posesiones templarias en Fraga. La princesa griega, Láscara, salió con la suya.
Eran nada menos que los albores del siglo XIV. Un siglo del que hasta hace bien poco disponíamos de escasas noticias.
Posiblemente para evitarle conflictos, fue enviado a Mallorca en calidad de procurador fiscal de la isla, en nombre del infante Jaime primogénito del rey de Aragón. Regresado a Fraga en 1308, participó en la guerra de Murcia y Almería, siendo baile general de Murcia por su extraordinaria participación. En su ausencia, dejó en el castillo de Fraga a su madre Teresa. Al propio tiempo intentó proteger dicho señorío auxiliándose de funcionarios del rey, sobre todo por las muchas deudas que tenía el noble Guillermo en diversos lugares y personas.
Volvió a casarse en segundas nupcias con Teresa de Ayerbe, descendiente de un noble aragonés –Pedro de Ayerbe, señor de Eyerbe. Por lo tanto, tenía sangre real en sus venas, como hija y descendiente de un hijo natural de Jaime I. Esta noble se convirtió en señora de Fraga, por razón de su matrimonio. No obstante, el hecho de que la madre de Guillermo de Montcada se llamara también Teresa, y las esposas adoptaran el apellido de sus maridos, nos había desconcertado largo tiempo. O sea, tanto a la madre de Guillermo, como su segunda esposa, a ambas se las conoce como Teresa de Montcada.
Guillem de Montcada tuvo dos hijas, Teresa y Margarita, de ambos surgieron reinas como Elisenda de Montcada y María de Luna. Este es un periodo todavía en estudio, del que hay que seguir tomando datos y hechos que permitan explicar qué ocurrió en la Fraga de dicho siglo. Por ejemplo, debemos considerar cualquier detalle de las primeras décadas. Es muy probable que en este tiempo visitaran la villa de Fraga algunos parientes del Montcada como: Castellbó, Castellvell y los Foix. Resaltaremos los enlaces de Guillerma de Montcada de la casa de Bearn, y el enlace matrimonial de Gastón d’Armanyac de la casa de los Castellvell y los Foix, que les sucedieron.
Guillerma de Montcada y Bigorra, baronessa de Montcada (1290-1309)
= 1) Pere d’Aragó, infante
= 2) Ramón de Cervelló
Le siguió:
Gastón d’Armanyac, vizconde de Fesensaguet, barón de Castellvell i de Montcada i comte de Foix. (1309-1311/15)
= Joana d’Artois
En tanto vamos dando luz a estos lejanos años, debemos situar al noble Guillem de Montcada de Fraga nuevamente en dicha villa entre los años 1310-1317, fechas en los que se nos habla de numerosas deudas que debía saldar el dicho noble, inclusive las habidas con su segunda esposa Teresa de Ayerbe, con quien parece que no se llevaron muy bien. En este intervalo parece datarse la presencia de un hijo natural de Guillem de Montcada. Este hijo natural, que más tarde dotará de rentas en Fraga y al que concedió la bailía de Peñalba, parece ser que se llamaba Bernardo, pero se cambió el nombre por el Guillem Ramón.
Teresa de Montcada, la esposa de Guillermo de Montcada, señor de Fraga y senescal de Cataluña, inició un romance con Ramón de Anglesola, no aceptado por su marido, a pesar de la liberalidad de costumbres que nos presenta aquella época.