Sobre Mont·ral no se han conservado documentos antiguos. El que refiere la primera visita pastoral lleva fecha del 8 de marzo de 1361. En los libros de visitas a su iglesia y población quedaba anotado como topónimo la palabra Mont·Rehal, o sea, Monte Real, en catalán Mont-Real, que explica su derivación a Mont·ral. Sobre la citada visita a su iglesia nos dicen las funetes conservadas que la pila bautismal estaba tras una reja que podía cerrarse con llave. O que el rector de la misma era Guillem Dezpuig, el cual cohabitaba con una mujer llamada Menga, por cuyo motivo se le impuso un pena o multa de 100 sueldos a satisfacer en la diócesis.
También se nos ofrecen algunos de los nombres de cabezas de familia residentes en Mont·ral. Los presentados a continuación están entresacados de diferente documentos del mismo año 1361:
Pedro d’Aler
Bernardo de Bonmatí,
Bernardp Blanxart,
Domingo Blanxart,
Domingo Macià,
Guillermo Pentinat Domingo Planes,
Domingo Pere Guiem,
Miquel de Pere Guiem, fill de Mariano,
Miguel de Pere Guiem, fill del fallecido Pedro,
Guillermo Plana,
Bartolomé Plana,
Guillermo Plana, fill de Bartolomé,
Domingo Planes,
Guillermo Planes, fill de Domingo,
Domingo de Ruibragos,
Domingo Scola,
Miquel Siscar,
Nadal Siscar,
Domingo Sisó, bayle,
Guillermo Sisó.
Uno de los hombres de la lista, Domingo Pere Guiem, o un descendiendo homónimo, fue nombrado bayle de dicha aldea en 1389, quien actuaba, además, como ayudante de Ça Tallada, capitán de guerra de la villa de Fraga.
De nuevo se nos habla de impuestos en Mont·ral en 1395. La recaudación a satisfacer se puso a subasta, sobre lo que debían satisfacer los terratenientes y herederos de Mont·ral que ascendía a la cantidad de 131 sueldos y 7 dineros jaqueses. En esas fechas la población había descendido ya a unas 34 familias.
Sin embargo, a pesar de la resistencia de los habitantes de Mont·ral a la pérdida de población, ésta se hizo inevitable. Siguió el descenso de gente en Mont·ral, especialmente al llegar al siglo XV; pues en 1405 ya sólo residencian en dicha aldea y término unas 26 familias. O sea, sufría la misma regresión que estaba sufriendo la villa de Fraga y todo su término. Los lugares llamados La Almunia, Cardell, Vermell y Valdurrios fueron los primeros en despoblarse. De Torrente se dice que redujo su población a la mitad. Lo mismo habría que pensar para Candasnos, Peñalba o Bujaraloz; o localidades de la ribera como Zaidín, Ballobar, Chalamera, Ontiñena, Osso, Almudáfar, o Belver.
La importancia de Mont·ral para la economía de Fraga se basó en tres aspectos fundamentales: a) las hierbas que arrendaba, b) los hornos c) y algunos sembrados de particulares que en 1410 llegaron a pagar un treudo de cuatro cafices de trigo y ordio, mitad por mitad, más otras diez fanegas y media, medida de Fraga, a satisfacer anualmente en la festividad de Santa María de agosto. Sobre dichos hornos sabemos que fueron arrendados en 1393 a Johan de Claramunt, habitante de Mont·ral, por 30 s.j.
La fama de la caza en Mont·ral por la abundancia de perdices y conejos atrajeron la atención del rey Alfonso V en 1418, quien se desplazó a dicho lugar, pasando varias jornadas en dicho término, concretamente desde el 19 de noviembre, el 24 del mismo mes; debemos suponer que se alojó en uno de los caseríos del lugar. Todavía volvió a cazar el mismo monarca en Mont·ral en los primeros días de diciembre del mismo año; posiblemente porque le acompañó la excelente climatología en esas fechas.