¿Cómo pudo llegar a ser miembro de la casa real? Dos son las circunstancias que le condu-jeron a formar parte del personal de la casa y corte desde 1399: la primera, su amistad con Guillermo Borredá, que fue justicia y baile de la villa tras la muerte de Simón Clavilla en 1396. El citado baile de Fraga también fue nombrado reboster de la Casa de la Reina. Así se explica que tomara como ayudante al fragatino y amigo Jayme Conesa.
Por otro lado, bien pudiera ser conse-cuencia del expreso deseo del padre de Jayme, o de un pariente muy próximo. Conocemos que Bernardo Conesa, carnicero muy afamado en Fraga, se presentó en noviembre de 1398 ante el procurador, justicia y baile de la villa, Francesch de Montbuy, sucesor de Guillermo Borredá, ante quien reclamó deudas que la procuradoría de la Reina tenía contraídas con su macelo o carnicería. Los albaranes de tres años sucesivos mostraban abundantes carnes consumidas en nombre del alcaide de la villa, Simón Clavilla, cuyo importe ascendía a 560 sueldos y nueve florines de oro. El citado Por Joaquín Salleras ClarióBernado Conesa aprovechó para mostrar sus albaranes precisamente el día que el rey Mar-tín visitó la villa de Fraga. También le reclamó los gastos de las bodas del citado Clavilla con la joven Calvet, o los gastos habidos en la casa de dicho oficial durante los seis meses que hospedó a familiares y amigos. Ante lo elevado de la deuda, no es de extrañar que el carnicero Bernardo solicitara que Jayme Conesa fuera con su amigo a la corte de la reina a cambio de saldar la deuda.
Ya en la corte, Jayme Conesa percibió un sa-lario semestral, tanto en concepto de comida como para vestidos, según consta en los regis-tros de la reina en abril de 1399, cuyo importe era de 80 sueldos barceloneses. Así pues, su salario anual en la casa y corte oscilaba en unos 160 sueldos de dicha moneda. Este per-sonaje fragatino permaneció junto al séquito real de la reina en los años siguientes... Por ejemplo, en septiembre de 1402, gracias a sus buenas relaciones con el secretario de la reina, Bernardo Miquel, y a la generosidad de su protectora, ésta escribe una extensa carta al procurador, baile, justicia y demás oficiales reales en la villa de Fraga, así como a la Simoneta de Torres, vecina de Fraga y posiblemente suegra de nuestro Conesa, para que le fueran respetadas las heredades que aquella le dejaba como herencia. Herencia, cuya descripción, por lejana en el tiempo, nos parece de sumo interés:
• Una casa en la vía publica confrontante con casas de Simón Sisó y Miquel de Pomar. • Otra casa en la misma villa confrontante con vía pública y casas de Bernardo de Aynsa y Bernardo Soriano.
• Un campo junto al río Cinca, lindante con tierras de Guillermo Mayoral y Guillermo de Carledo.
• Una viña que confrontaba con camino pú-blico y viña de Geraldone, y tierras de Pedro Teuler, el capellán.
• Y, por último, otra pieza de tierra que con-frontaba con tierra de Bartholomé Benasch por una parte, y por las otras dos con tierras de Pedro Valle y con tierras de Anthon Miranda.
Jayme Conesa, nuestro ilustre cortesa-no, siguió percibiendo el salario indi-cado en años sucesivos, como consta en los libros del procurador general de la reina, Jayme Pastor, de 1404. Tras la muerte de la reina, a finales de 1406, debemos imaginar a nuestro galán visitando su villa natal, y sus casas y campos, que a todas luces le debía parecer pequeña después de haber recorrido con sus majestades las mayores localidades de toda la Corona de Aragón: Mallorca, Paler-mo, Valencia, Segorbe, Barcelona, Perpiñán, Zaragoza... Quizá por eso, o por razón de su oficio junto a los nuevos monarcas, volvemos a encontrarle en Barcelona, en 1433. Y a partir de esta fecha le perdemos el rastro.