El asesinato de mosén Barutell

Barutell es una apellido de origen catalán de la zona del Ampurdán (Girona). El personaje rememorado hoy se llamaba Berenguer de nombre, era pariente de la dama y reina Sibila de Fortià, cuarta esposa del monarca Pedro IV el Ceremonioso. Sibila había sido previamente una hermosa joven al servicio de la reina Leonor, que se convirtió en amante real a la muerte de aquella. Al quedarse embarazada de su hija Isabel, Pedro IV la pidió en matrimonio. Pero el infante Juan, sucesor de todos los territorios que componían la Corona de Aragón, quien precisamente le había empujado hacia aquella relación para distraer a su padre de las tareas de gobierno, se encontró con una inesperada situación. La joven reina hizo todo lo posible para atraerse a la alta nobleza a su lado, preparando su sucesión de sus hijos. Por eso, el infante Juan hizo todo lo posible por romper aquel matrimonio, y su enemistad con Sibila fue de por vida. No asistió a las bodas celebradas en Zaragoza, ni a la coronación de la reina en Monzón. Por contra, la joven reina empezó a favorecer a toda su familia, incluso a la baja nobleza, quitando prebendas a los de la alta, creando con ello mal ambiente entre los privilegiados.


Entre los miembros de la baja nobleza que puso a su lado la reina Sibila fue a su hermano Bernat de Fortiá, y entre otros a: Antoni de Navés o Navers, de origen leridano, procurador de Fraga, Satorra, Claramunt y otros. También a don Jaime, conde de Urgel, hijo de Pedro de Urgel y de Margarita de Monferrato, partidario de la reina Sibila, y casado a su vez con la infanta Isabel, hija de Pedro IV y de Sibila de Fortià; por tanto, el conde de Urgel emparentó con la realeza, convirtiéndose en el primer heredero a la corona.

Los primeros que vieron los favores de la reina fueron sus parientes: Su hermana Marquesa casada con Berenguer Barutell y sus cuatro hijos. Hijos de Marquesa de Fortià fueron: Berenguer, Bernat, Francesca y Pere. Por otro lado, los condes de Urgel venían disfrutando del señorío de Fraga desde 1368, por cuyo motivo un cierto tipo de nobleza hizo acto de presencia en la villa de Fraga hasta 1374. En Monzón, la reina nombró a Berenguer Barutell, su cuñado, en caballero noble. Al hijo de éste, llamado también Berenguer, fue investido en el cargo de clérigo en la catedral de Girona en 1381, con sólo diez años, recién ingresado en el sacerdocio. Consiguió además para su sobrino alguna prebenda en Valencia, y aún amplió sus beneficios en 1382 nombrándole caballero y prior de la iglesia de San Pedro de Fraga, el prior más joven conocido nunca en la villa.
Cuando el monarca Pedro IV de Aragón convocó Cortes en Fraga en el año 1384, Berenguer Barutell tenía solamente 14 años, y disfrutaba ya de una situación preeminente entre los eclesiásticos.

En 1387 se produjo la muerte del rey Ceremonioso. De inmediato, Sibila fue perseguida y encarcelada por su hijastro Juan, despertando un sentimiento popular de injusticia contra la hermosa y joven reina, que obligó a Juan II a respetarla al tomar la corona. No obstante le quitó todas sus propiedades, sin poder cambiar las simpatías que por ella sentían las clases populares. Más tarde, Berenguer Barutell, prior de Fraga, fue nombrado ardiaca de la iglesia de Santa Mª del Mar de Barcelona. En su casa de Barcelona consiguió dar refugio a la reina Sibila perseguida por su hijastro.

Después de participar en las conversiones de los judíos de Fraga entre 1414 y 1418, la madurez y prestigio de Berenguer Barutell permitieron que en 1420 fuera nombrado canónigo de la Seo de Lérida, y tutor de las hijas del Conde de Urgel, Jaime el Desdichado, quien después de perder su candidatura a la corona en Caspe, había de ser arrestado en el castillo de Játiva por el rey Fernando I Trastámara. Doce años después de ser nombrado canónigo de Lérida, Berenguer Barutell fue asesinado. El suceso ocurrió el 2 de diciembre de 1432.

Su muerte fue un poco dramática. Nada tuvo que ver con la oposición que le tenía la nobleza. La iglesia de Lérida reclamaba sus derechos sobre algunas hectáreas de tierra en Montagut y Alcarraç, oponiéndose a ello la familia Sentcliment, señores de Alcarraç. Por esta causa apareció un cartel que anunciaba la excomunión de los señores de la vecina localidad leridana, entre los anuncios en la puerta de la iglesia de San Pedro de Fraga. Las tensiones habían llegado a un límite peligroso, cuando una bandería de hombres insurrectos, surgida en tierras leridanas, esperó al prior de Fraga junto a un sendero en las cercanías de Lérida y lo remataron a cuchilladas. De inmediato se celebraron juicios sumarísimos y el monarca aragonés mandó expropiar todas las heredades de los participantes en el asesinato. La muerte del prior de Fraga en 1432 fue vista por los fragatinos como un símbolo más de la época decadente que nuestra villa respiraba en esas fechas.

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