El rey Jaime I, el Conquistador, puso sus expectativas en ampliar y proteger sus territorios patrimoniales, empezando por la conquista de Mallorca en 1229. Este rey quiso ampliar sus dominios sin depender del reino primitivo de Aragón, y en este empeño conquistó territorios como el citado de Mallorca, para seguirle Valencia o Murcia. En estos nuevos reinos concedió fueros propios, de forma que no se entendiera como una ampliación del primitivo reino de Aragón. Estaba constituyendo los dominios de la Corona. Su preocupación por todos y cada uno de dichos dominios fue una constante en toda su vida. Numerosos vecinos de la villa de Fraga se pusieron a su disposición en dichas campañas o acompañaron a nobles que formaron el elenco militar del monarca. Es el caso de nuestro Johan de Fraga. Con este nombre fue conocido por sus contemporáneos, pero en realidad su verdadero nombre era Johan Pérez.
En octubre de 1289, el citado Johan Pérez de Fraga, o Johan de Fraga simplemente, reclamaba del rey Alfonso III de Aragón, II de Cataluña, I de Valencia, que se le reconociera su infanzonía, por ser descendiente de infanzones. En esa fecha, Johan de Fraga estaba avecinado en Uncastillo, provincia de Zaragoza, localidad cercana a la frontera con Navarra. Investigada su petición en documentos y en testigos coetáneos, pudo saberse que su padre, Martín de Fraga, había sido infanzón, por nombramiento y concesión del rey Jaime I, disponiéndose a la defensa de Aragón en la localidad de Luesia, cercana a Uncastillo.
El citado rey Alfonso pasó la petición de Johan de Fraga a sus funcionarios en Aragón, por estar dicho Johan de Fraga vecino de una localidad aragonesa. Consultados los documentos pertinentes y las personas oportunas, el justicia de Uncastillo, García Pérez, pudo recabar información y testimonio de Andreas de Biel, caballero y vecino también de Uncastillo; amplió la información con los testimonios de Sancho de Bayo y Sancho de Miona, vecinos de Luesia, localidad en la que estuvo avecindado su padre Martín de Fraga. Examinado todo ello por Johan Zapata de Cadret, justicia de Aragón (1289-1295) y sucesor de Juan Gil Tarín, confirmó la ascendencia infanzona de su padre y por lo tanto el derecho del citado Johan de Fraga a obtener la confirmación de su infanzonía.
El justicia de Aragón pasó los informes pertinentes al rey añadiendo que el padre de Johan de Fraga fue uno de los cuatro infanzones establecidos por el rey Conquistador en Luesia, en la misma fecha que disponía la presencia en dicho castillo de Luesia de cuatro caballeros y otros cuatro pecheros o repobladores.
Nada dice de sus antecesores, debiendo deducir que su padre Martín de Fraga debió ser nombrado infanzón ermunio o de nueva creación por el citado rey Jaime, el Conquistador. Pero también podemos pensar que dicho Martín Pérez de Fraga fue un sucesor de García Pérez, aquel que fuera señor de Fraga en 1184, como marido de la heredera de los Pallars señores de Fraga. Ese mismo García Pérez llegó a ser señor de Alcolea de Cinca. Unos años más tarde consta en Aragón un martín Pérez, apenas citado en las listas de los justicias de Aragón, firmando una sentencia a favor de la Orden de los Hospitalarios de Torrente y Torralba en 1250. No obstante, este justicia tan desconocido fue coetáneo de nuestro Martín Pérez de Fraga, padre de Johan de Fraga, infanzones ambos. En cualquier caso, Johan Pérez de Fraga vuelve a ser citado en el año 1285 en la documentación del rey Alfonso III de Aragón, hijo del conquistador de Valencia.
Nuestro Johan Pérez de Fraga se hallaba en Barbastro en 1318 cuando recibió el encargo de hacerse cargo de una causa de apelación judicial hecha ante el infante Jaime, primogénito real y procurador general de Aragón, entre Domingo de Villas y Guillem de Coscolluela, por los bienes que estos disponían en la localidad de Montearruego. Johan de Fraga debía hacer de mediador y conseguir que el justicia de Aragón, Ximén Pérez de Salanova, emitiera sentencia justa. Por lo tanto, Johan Pérez de Fraga fue contemporáneo del justicia de Aragón Ximén Pérez de Salanova (1295-1325), aquel justicia que había de declarar y argumentar de forma solemne, en 1311, que la villa de Fraga estaba situada en Cataluña y veguería de Lérida; declaración que recogió en su día ampliamente el cronista aragonés Gerónimo Zurita en sus Anales de Aragón. En cualquier caso, aquellos fragatinos del siglo XIII dieron una lección de colaboración y buen hacer por la excelente confianza que obtuvieron del rey Jaime II: Martín de Fraga y Johan de Fraga, infanzones, de origen catalán por ser Fraga entonces del Principado, fueron llamados a defender cuestiones judiciales o la frontera de Aragón con Navarra. No sólo acudieron a dichas peticiones de su rey, sino que acabaron siendo vecinos y defensores de las localidades de Luesia y de Uncastillo.