Torralba era una villa romana que se convirtió, durante la época musulmana, en torre de señales y, más tarde, en aldea de explotación agrícola, cuyo recuerdo ha llegado a nuestros días. Veamos.
Dentro de su término de Torrente de Cinca son frecuentes los hallazgos de época iberico-romana, como Torralba junto a la calzada romana que asciende desde el río hacia el montículo hacia los llanos de Cardell. Torralba o Torre Auba llegó hasta la reconquista cristiana que conservó el mismo lugar y caserío que mantuvo en época musulmana. Torralba fue conquistada prontamente por Sancho Ramírez antes del mes de abril de 1083, pues dicho rey donó la mitad de las parias del mismo al castillo de Ayerbe y la otra mitad en favor del monasterio de San Juan de la Peña. En 1101 tenemos noticias de haber sido ocupado Torrente, momento que se entrega la peña de San Salvador a Eneco Galíndez. Pero esta ocupación cristiana finalizó en 1134 con la batalla de Fraga y derrota de las tropas aragonesas de Alfonso I.
Tomada Fraga, Torrente y Torralba pasaron a ser parte del término de Fraga, hasta que en 1175, el gobernador de Fraga, Torralba y Torrente, Ramón de Pallars, concedió el castillo y villa de Torrente a la orden de los hospitalarios. En 1180, en una permuta del rey Alfonso II de Aragón con dicha orden, éstos adquirían también Torralba. En 1185 recibe Torralba carta de repoblación a cambio de satisfacer treudo anual de 20 almudes de grano; a saber, 10 de trigo, y otros 10 de cebada a medida de Fraga; pero el monarca se reservaba el horno, el palacio de Iloxino y el molino del lugar. En 1232 Fraga celebra una concordia para repartir el agua de la acequia ya existente, correspondiendo los martes a la partida de Torralba y los lunes a Torrente. En 1237 se procedió a delimitar el término de Torralba con el de Mequinenza, con intervención de Bernardo Guillem de Entenza, señor de Fraga, y Tomás de Santcliment, señor del castillo de Mequinenza.
Como ocurre numerosas veces entre vecinos, los habitantes de Torralba mantuvieron pleitos con sus vecinos de Torrente, como fue el caso ocurrido en 1250 porque los de Torralba defendían sus derechos a pagar sus impuestos de granos a los Hospitalarios con la medida de Fraga, que era algo menor. Ese mismo año, tanto los términos de Fraga como el de Torrente o el de Daimuz –otra de las localidades desaparecidas, así como la de la Almunia-, fueron segregados concediendo una parte de los mismos en favor del monasterio de Avinganya de Serós. En 1260 los hombres de Torralba llegaron a un acuerdo con los Hospitalarios sobre el treudo de granos a pagar cada año permitiendo que la orden construyera un molino en Torralba, con el mismo impuesto que les cobraba la orden en el molino de Fraga. Torralba, más cercana al río, debió ser centro de recepción de productos que circulaban por el Cinca, el Segre o por el Ebro. Creemos que es por motivo de comercio con los hombres de Albalate de Cinca pleitearon judicialmente con los de Torralba. Parecía el apogeo de Torralba sobre sus vecinos de Torrente. En 1271 pusieron condiciones a sus vecinos sobre heredades, riegos, pregones, el puente frente a Torralba, contribuciones por las tierras que los de Torrente explotaban en Torralba… Hecho anecdótico para nuestros días es que tanto Torralba como Torrente, a pesar de estar situadas en la margen derecha del Cinca, fueron obligadas en 1281 a pagar el impuesto de cena real (500 s.j.), o el impuesto del bovatge a favor del rey Pedro III de Aragón, como lugares de Cataluña, de la misma forma que a los lugares de Chalamera, Ballobar, Zaidín y Gimenells. El diezmo correspondiente a la iglesia en Torralba fue cobrado en 1289 por un tal Justo de Loçano. Ese mismo año los hombres de Torralba fueron reclamados para separar por las armas las desavenencias provocadas en Lérida por el noble Pedro de Montcada.
En 1295 las desavenencias por el uso de la acequia de Fraga-Torralba, así como el derecho de jurisdicción que alegaban los Montcada de Fraga frente a los Hospitalarios de Torrente, provocaron fuertes controversias en las que acabará interviniendo el Justicia de Aragón en lugar del veguer de Lérida a quien había correspondido hasta entonces; claro síntoma del nacimiento de discusiones provocadas por la partición del río Cinca como frontera de Aragón. Otra de las discordias fue la del cambio del día de riego, que pasó a determinarse que el domingo fuera para los de Torrente y el lunes para los hombres de Torralba. Para asegurarse el cobro de unas cantidades mínimas por el uso del agua, se puso en arriendo en 1296 a favor de los señores Bernat Piulet y Bernat de Bru. El riego debía atender a la aldea de la Almunia – otro de los poblamientos desaparecidos del que se conserva una torre junto a la autopista, cercana a la carretera de Torrente. Este sistema de arriendos debía permitir pagar algunas deudas de Fraga contraídas con un ciudadano de Lérida. No desaparecieron las fricciones en defensa de la jurisdicción propia de los de Fraga sobre Torralba y Torrente. Están documentadas para 1316 y 1330 inclusive con mano armada entre vecinos. Con las franquicias reales concedidas en años posteriores a los hombres de Torralba y de Torrente debieron permitir la rehabilitación de algunas torres de vigía en los accesos de Torralba, junto a la Vía Augusta o camí del Diable, y en Valldecós, un acceso que pretendía acortar el trayecto de la Vía Augusta para viandantes. En ambos se construyeron torres. Quizá por eso Torralba pasó con el tiempo de denominarse las Torrasas -posiblemente la presencia todavía de la torre de vigía y la torre de su iglesia, dedicada a la advocación de San Juan Bautista, el Degollado. En el barranco de Valldecós se construyó el denominado Castellet de Sant Martí.
La citada Vía Augusta corresponde al ramal viario romano de Lérida a Julia Celsa. Procedente del Fondo de la Llitera, atravesaba el Baix Segre junto a Serós y Massalcoreig, cruzaba el río Cinca por delante de Torralba y ascendía hacia los llanos de Cardell, tanto por Torralba como por el barranc de Valldecós o por el barranc de Vallcarreres.
En 1403 Torralba tenía en pleno funcionamiento un molino de aceite que era propiedad de la Orden del Hospital. Pero en las guerras de Juan II (1462-1472) sufrió los asedios propios de enfrentamientos bélicos y quedó en ruinas su poblamiento, dejando ver la iglesia y la torre de vigía. La imagen de San Juan Bautista de la iglesia de Torralba se trasladó a la iglesia de la Magdalena de Torrente de Cinca en una capilla preferente de la que se hizo cargo el concejo de Torrente. También los pobladores de Torralba quedaron acogidos por sus vecinos. La iglesia de Torralba, con torre y campana, todavía llegó a utilizarse para el culto en 1541, siendo su rector Miguel Pallas. En 1800, necesitado el Ayuntamiento de Torrente de recursos para satisfacer impuestos al Estado, solicitó a comendador de los Hospitalarios la venta del Soto junto al Torralba, cuya venta le permitió recaudar los 12.567 reales y 2 maravedís que debía satisfacer antes del mes de diciembre de año citado. Como es de lógica, las heredades de la partida de Torralba fueron pasando a propiedad de Torrente donde estaban sus nuevos propietarios, excepto dos heredades que fueron cedidas a la rectoría de la iglesia de la Magdalena. Uno de los mayores terratenientes a partir de esas fechas será la familia Monfort quien construyó un molino en Torralba para competir con el de los Hospitalarios. Pero esto ya pertenece a la historia de casi nuestros días.
Parece que los orígenes históricos de Torralba deben ubicarse a épocas romanas. El mejor recuerdo por el momento –falto de excavaciones sistemáticas- es el paso de la Vía Augusta o Camí del Diable junto a lo que fue Torralba. Este despoblado tuvo su triste final en el siglo XV, aunque sus términos y heredades no completaron su integración al término de Torrente de Cinca hasta el siglo XIX.