Redificación de la iglesia de Agustinos
El obispo de Lérida, D. José Meseguer, acogiéndose al Real Decreto del 26 de junio de 1892 emprendió la remodelación de la parroquia de Fraga. A tenor del mismo, propuso al alcalde de la ciudad en 1894– D. Felipe Lafuerza Bernad- mantener la reducción de los párrocos en uno sólo, al tiempo que le pedía que aceptara la oferta de construcción de nueva iglesia sobre el derruido convento de los Agustinos. La propuesta añadía la obtención de los permisos oportunos y ceder de nuevo el solar a la iglesia. La autorización del diocesano de Lérida tenía fecha del 14 de marzo de citado año. En 12 de septiembre del mismo año, el Gobernador Civil de Huesca había autorizado a la alcaldía de Fraga para ceder los terrenos que constituyeron la capilla de los padres de San Agustín y destinarlos a la reedificación de nueva iglesia.
Para la Corporación municipal se trataba de un triple objetivo: atender las peticiones de un sector católico muy amplio en la fecha; segundo, dar trabajo a un sector en paro y activar algunas industrias locales; y tercero, dotar de ornato un solar cercano a la plaza que representaba un síntoma de modernidad y ejemplo de construcción urbanística. Con tales fines, se pasó a rescindir el contrato de arrendamiento del local usado como cuadras. La fachada debía alinearse al resto de edificios del paseo Cegonyer.
Inauguración de la iglesia a la advocación de San José
El obispo de Lérida siguió muy de cerca tan insigne obra que apoyó económicamente. “Al propio tiempo, -decía el diocesano- y para el caso de que esta respetable Corporación se sirva hacer la concesión solicitada, autorizamos a nuestro secretario de Cámara el M.I. Sr. Don Gabriel Cardona y Monforte, canónigo magistral de la Santa Iglesia Catedral para que en nombre y representación nuestra tome posesión de la citada iglesia derruida de San Agustín y firme al acta que se juzgue conveniente”. El citado magistral bendijo la colocación de la primera piedra que puso bajo la advocación de San José, en atención y agradecimiento a todas las atenciones que para su ejecución puso el obispo de Lérida don José Meseguer. Junto a la iglesia se fueron ubicando los juzgados, correos, telégrafos, escuela de niñas, o el almudí. Los vecinos más pudientes de la ciudad circundaban la plaza...
Por su parte, el obispo respondía a las atenciones de la ciudad escribiendo emocionadas palabras como las siguientes: “Agradezco a esta distinguida Corporación la parte tan activa que ha tomado para lograr el favorable resultado con sus eficaces gestiones en este asunto, demostrando con ello la preferencia que le merecen los verdaderos intereses de sus administrados”.
Las obras de reedificación de la iglesia de San José continuaron con los alcaldes en funciones D. Nicolás Ma Pano (1895), y D. José Espitia Vidal (1897). En 1897 –año del cierre del colegio fragatino “Sagrada Familia”, (cuyo colegio albergaba la archicofradía de Sagrado Corazón de Jesús), fueron trasladados sus enseres y ornamentos a la iglesia San José del Cegonyer, donde continuó dicha cofradía con el mismo servicio espiritual, desde el 22 de julio del citado año. Fueron director y subdirector de la misma los coadjutores Justo Coronas y José Benedicto, respectivamente.
Una vez inaugurada la filial de San José, fue designado al coadjutor Coronas para hacerse cargo del culto en la misma, hasta que en 1902 recibió la ayuda del presbítero D. Benito Basols Jover, que además había de ser cura castrense de la plaza de Fraga.
Durante la guerra civil de 1936-1939 la iglesia de San José fue ocupada para menesteres militares y como almacén. Arruinadas sus capillas y ante la escasez de miembros del clero, por reducción de sus efectivos asesinados en los primeros momentos de dicha guerra, la iglesia del Cegonyer perdió su efímero prestigio. ¿Veremos rehabilitado algún día dicho edificio, uno de los más bellos del casco histórico?