Es todo un honor presentar sus reseñas. Manuel, Mateo y Jaime Mimbela y Morlans fueron tres hermanos fragatinos. Vieron la luz de este mundo después de la Guerra de Cataluña, que se desarrolló entre los años 1640 y 1647. Los tres adoptaron hábitos de religiosos, aunque de órdenes distintas, donde florecieron por su inteligencia, su trabajo y su prestigio. Además, su altruismo en la defensa de unos principios religiosos tan de moda en la España de su tiempo o la entrega al servicio de su respectivas órdenes religiosas, les han hecho históricamente célebres. Juzguen ustedes mismos:
Fr. Manuel de Mimbela y Morlans. O.F.M., obispo de Guadalajara
Fr. Manuel de Mimbela, el mayor de los tres, nació en Fraga en 1648. Inició sus estudios en su villa natal (entonces Fraga pertenecía administrativamente a la “vereda” de Zaragoza y, desde 1714, al “Corregimiento” de Zaragoza). Siendo maestro de novicios en el convento de los agustinos de Fraga, pasó a América, donde ejerció la docencia y el gobierno de diversos conventos. Fue definidor de Zacatecas (México), calificador del Santo Oficio y procurador general de Nueva España - México. Guardián dos veces del convento. Regresó a España como procurador de su orden en las Indias y en Filipinas, donde fue nombrado obispo de Panamá y Oaxaca, sin éxito, hasta que en 26 de febrero de 1714 fue preconizado obispo de Guadalajara (Nueva España - México), sede en la cual moriría después de erigir su catedral. Escribió Tratado para la conservación de los reales privilegios concedidos a los Minoristas franciscanos de la Nueva España (Madrid, s.d.) y Apologia pro Catedra Ven. Doct. Subtilis in Caesaraugustana Academia erigenda (Madrid, 1721). Falleció el 14 de mayo de 1721.
Fr. Mateo de Mimbela y Morlans, O.J., provincial de los Jesuítas (Mérida)
Nacido en Fraga en 1663. Ingresó en la compañía de Jesús el 21 de noviembre de 1677, a los catorce años. Estudió en el noviciado de Tarragona y completó Filosofía y Teología en Zaragoza. Enviado a las misiones de Nuevo Reino, fue consagrado sacerdote en la ciudad de Sevilla mientras esperaba para embarcarse. Llegó a Cartagena de Indias el 3 de mayo de 1690. Destinado al colegio de Santafé como ministro, fue profesor de Filosofía en la Universidad Javeriana. Se han conservado las lecciones que preparó para 1693 copiada por uno de sus discípulos, Juan de Herrera, con el título “Physices tractatus” al que le sigue un breve tratado de Astronomía donde explica un eclipse total ocurrido en 1691. Entre los numerosos escritos que se conservan de él, destacamos el Memorial del padre Mateo Mimbela a su majestad: solicita licencia para fundar colegio en Antioquia, 1722 marzo. Fue provincial de Nuevo Reino de 1713 a 1715. Secretario del provincial hasta el año 1729 mientras desempeñaba el cargo de rector del colegio de Mérida. Murió en 1736.
Fr. Jaime de Mimbela y Morlans, O.D. obispo de Trujillo (Perú)
Bautizado en Fraga el 20 de abril de 1666, hizo profesión religiosa en 1682 como fraile dominico. Misionó en Filipinas donde fue catedrático en la Universidad de Santo Tomás. Obispo de Santa Cruz de la Sierra desde el 20 de marzo de 1714, trasladado a la sede de Trujillo (Perú) en marzo de 1720. El Padre Labat dejó escrito sobre este fragatino en 1730: “Nacido en Fraga, en la frontera de Aragón y Cataluña, era doctor en Teología, Comisario de misiones de la Orden de los Dominicos en Filipinas, y en China, Procurador de los Jesuitas, Agustinos, Franciscanos y Dominicos en Misiones. Era un hombre honrada de buena presencia, y bien parecido; parecía muy interesado por el rey Felipe V y por la nación francesa, lo que no era poco méritos en esas fechas. Estaba esperando pasara Nueva España y de allí a Perú, donde el General de la Orden lo enviaba como Comisario y Visitador. Fue notificad o que el rey de España le había nombrado obispo de un país americano y allá fue consagrado”. Un día, el obispo Jaime de Mimbela halló en la puerta de su palacio episcopal un niño expósito recién nacido, al que puso por nombre Ildefonso Mimbela, entregándolo al cuidado de doña Mariana de Torres y Toledo, esposa del capitán Benito Alonso Ruiz. El niño creció en casa de sus padres adoptivos, hasta licenciarse y convertirse en heredero de una de las mayores fortunas de Trujillo (Perú). Este obispo de origen fragatino murió el 4 de agosto de 1739.
Los tres hermanos fragatinos merecían ser recuperados por sus sobresalientes biografías, y porque su recuerdo enaltece el pueblo que los vio nacer. ¿Quién dijo que Fraga nunca dio hijos remarcables en la historia? Biografías como estas obligarán a ampliar el listado de hijos notables de Fraga que consta en la enciclopedia libre de Internet en lengua castellana (Wikipedia) o en su homónima virtual en lengua catalana (Wikilingua).